viernes, 11 de noviembre de 2011

11. Y su dios nos falló


De @CosmoDaKitten en su blog: http://gattocosmico.blogspot.com/2011/11/y-su-dios-nos-fallo.html

"Pues pegarnos de mi dios y ayudar a buscar una solución técnica".
Juan Manuel Llano, alcalde de Manizales, hablando de la emergencia vivida por la falta de agua en la ciudad.

Álvaro Uribe Vélez hablaba de su dios a toda hora. Invocaba su dios en los consejos comunales y en las entrevistas televisivas. Las audiencias y los votantes creían que ese dios y Álvaro Uribe eran mayoría y que entre los dos iban a salvar esta nación agobiada y doliente, como dice la novena de aguinaldos. Nosotros, los que no creemos en el mismo dios en el que creen Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Llano o no creemos que ese dios tenga más poder que los ciudadanos en un estado laico, no podíamos sentirnos más que irrespetados cuando delegaban en él responsabilidades impuestas a ellos por la vía democrática; sentíamos que le estaban soltando a ese dios una papa caliente que no hacía parte de su responsabilidad divina y ese pobre dios, encartado, ni siquiera tenía acceso a parte de la quincena que Uribe y Llano cobraban gracias al dinero recaudado por nosotros y pagado a ellos por su labor como servidores públicos.
Nos pegamos de su dios, alcalde, y esperamos que llegara la solución técnica. Mi mamá, mi papá, mis hermanas, mis abuelos y mis amigos se incomodaron un poco durante dos semanas y se bañaron con agua chorreada. Afortunadamente ellos tenían la posibilidad de montarse a un carro e ir a buscar agua a un nacimiento o a la casa de algún familiar en un pueblo vecino y no tuvieron que padecer las verdaderas penurias que sufrieron los que siempre llevan del bulto, los más necesitados, los más pobres, los que esperan que viviendo y muriendo en la pobreza van a entrar en primer lugar al reino de ese dios en el que usted y Uribe depositaban su confianza.
Todos nos pegamos de su dios, alcalde, y su dios nos falló. Su dios lanzó sobre Manizales un aguacero de proporciones bíblicas la semana pasada y llevó un balde a que obstruyera uno de los tubos del acueducto. Su dios les dio demasiadas ocupaciones a usted y otros funcionarios de la administración municipal como para atender las quejas de los vecinos de Cervantes y decidió llevarse a casi medio centenar de esos vecinos y dejar sin hogar a tantos otros. Nos pegamos de su dios, alcalde, y su dios nos falló a todos, incluyéndolo a usted que ahora va a tener que enfrentarse a la justicia de nosotros los colombianos, los que todavía recordamos que este es un estado laico en el que pegarnos de los dioses - sea cual sea su origen o naturaleza - no es suficiente.
Algunos creemos, alcalde, que usted no debería ocupar ese despacho y que debería retirarse antes de terminar su periodo. Pero usted no va a renunciar, alcalde. Usted se va a dedicar a defenderse a través de los medios de comunicación hasta que le entregue la papa caliente a su sucesor el año que viene.
Yo espero que la justicia se encargue de usted, alcalde. Y que su dios entre de noche en su conciencia a recordarle que parte de la responsabilidad también es suya, que usted no podía dejarlo todo en sus divinas manos, que usted pudo colaborarle en algo y haber hecho alguna vaina para contrarrestar el asunto del aguacero y del balde atravesado y de tanto tubo roto y de la tragedia que sacó a las personas esta semana a las calles a cantar arengas contra usted y a exigir su renuncia.
Nos pegamos de su dios, alcalde, y su dios nos falló. Qué embarrada, alcalde. Qué embarrada. Yo de usted buscaría otro dios al cual encargar sus responsabilidades o su defensa de aquí en adelante.

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