jueves, 10 de noviembre de 2011

EL DÍA QUE MANIZALES GRITÓ SU INDIGNACIÓN


De @anarbelaez publicado en su cuenta de facebook.

Cuando uno ama su ciudad y está en el extranjero, siempre enfrenta la misión de encontrar los adjetivos más llamativos para describirla, de manera tal que cuando uno termine su interlocución con un: “ You should go there one day!” pueda esperar una respuesta afirmativa.
Entre la inmensa lista de cosas que se me ocurrían para detallar Manizales siempre estaban: el Nevado del Ruíz, el café, los atardeceres y  por supuesto, la calidad humana de su gente. Sin  embargo, con cierto desconcierto (valga la redundancia) empecé a encontrar que por estos días, en los que siento un profundo dolor por la tragedia que atraviesa mi ciudad, no sería un logro despertar algo más de curiosidad en los receptores de mi mensaje, pues si a éstos se les ocurría indagar un poco más iban a encontrar en los medios de comunicación una imagen completamente diferente, una Manizales que yo desconocía.
Por un lado, estaba la de los escritores que vivían la situación desde afuera. La de Héctor Abad Faciolince, llena de habitantes “indolentes, vacíos por dentro, ridículamente resignados” o la de Aura Lucía Mera: fría, yerta, incapaz de reaccionar” y por el  otro, la de La Patria, que aunque desde la ciudad, sólo parecía ver sentimientos de resignación y solidaridad ante lo que llamaron “desastres de la naturaleza”.
Yo, que aunque no estoy allá, soy manizaleña y no me identificaba ante ninguna de estas dos posiciones. “¡Ni indolente, ni resignada, yo lo que estoy es INDIGNADA!” pensé, pero además de eso, yo que sí conozco mi ciudad y su gente estaba segura que no era la única  y por eso empecé esta convocatoria: “LOS QUE CREEMOS QUE EL CONFORMISMO NO ES CIVISMO”. Ver como minuto a minuto crecía más y más el número de personas que se identificaban con la consigna y que estaban dispuestas a sumarse a esta causa, me hizo confirmar que estaba en lo cierto, en Manizales definitivamente hay calidad humana que ante esta lamentable situación se traduce en sentimientos de: luto, por las víctimas; solidaridad con los damnificados e indignación con los responsables.

El móvil ya estaba, sólo necesitábamos canalizarlo, pero no de cualquier forma, sino como lo sabemos hacer en nuestra ciudad: CON CIVISMO. Flores,  velas y silencio de luto para nuestras víctimas; donaciones para los damnificados y carteles y voces de protesta para los responsables. Todo en una misma manifestación que movilizó más de 10.000 personas entre las que se encontraban: niños, jóvenes, ancianos, artistas, estudiantes, sindicalistas e hinchas de fútbol. Todos en las calles esa noche del miércoles 9 de noviembre con algo en común que era sentir el dolor y la indignación de Cervantes como propios.  Ese momento de unión de nuestra ciudad es algo que pasará a la historia. Lo que empezó siendo un sueño de pocos, quedará grabado en la memoria de muchos.

Si lo que Manizales necesitaba después de la magnitud de la tragedia era una sacudida para reaccionar, creo que ayer demostró que ya está lista para manifestarse, recobrarse y sobre todo para NO PERMITIR QUE ALGO ASÍ VUELVA A PASAR. Constantemente culpamos nuestros gobernantes, pero se nos olvida que somos nosotros quienes los elegimos y quienes con nuestras actitudes pasivas permitimos que sigan desatando este tipo de situaciones tan graves. Que la manifestación de ayer sólo sea el comienzo de la transformación de la forma de hacer política en nuestra ciudad que es lo que hace tanto tiempo necesitamos. Hoy sabemos con certeza que tenemos sociedad civil y con eso ya es suficiente para seguir trabajando.

Ustedes señores escritores ¡ahora sí que tienen insumo!, hay mucho más para decir de una protesta tan simbólica que de lo que parecía un sumiso silencio y yo  por mi parte ya sé que decir de mi ciudad: “MANIZALES ES UNA CIUDAD CULTA, PORQUE CULTURA NO ES SILENCIO SINO PROTESTA CON ALTURA”.

Ana María Arbeláez Trujillo.

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