lunes, 28 de noviembre de 2011

Un verdadero reto


De @rafaecheverrig

En un verdadero reto se convierte a estas alturas escribir acerca de las crisis que ha venido sufriendo Manizales sin caer en terrenos ya comentados una y mil veces. La ciudad mantiene en el aire un ¿por qué? aún sin respuesta y atenta a los resultados que la "investigación exhaustiva" pueda arrojar, recupera poco a poco la normalidad a la que nos acostumbramos, con la incertidumbre de cuál será la tragedia de esta semana.

Durante décadas nos dedicamos a querer convertir nuestra amada ciudad intermedia en una metrópoli y a jactarnos de la excelente calidad de vida que en Manizales se tiene, hoy estamos más cerca de ser un pueblito otra vez y ni hablar de la sensación de calidad de vida que tenemos.

Según se dice, la Luis Prieto nuestra principal planta de tratamiento, sigue en riesgo, en la calle se rumora que toda esa montaña peligra con caer y si Homecenter no vende tubos de 32 pulgadas mucho menos va a vender plantas de tratamiento de agua. Surgen entonces las inquietudes ¿por qué nuestra planta sigue allí, por qué no se había trasladado antes a otro sitio? ¿por qué si el problema es el pastoreo se permitió durante tanto tiempo? ¿por qué a esa montaña no se le habían hecho trabajos para prevenir su deslizamiento? En este aspecto lo que hay son acciones por tomar.

Aguas de Manizales, de acuerdo al resultado de la investigación, tiene un complejo trabajo de recuperación de imagen, primero con sus principales clientes, nosotros los manizaleños, porque incluso si la empresa es exhonerada de toda responsabilidad, el sinsabor queda. Fuera de la ciudad será más grave si es señalada como culpable por aquello de la pérdida de muchas credenciales y certificaciones que le daban ventaja.

Por otro lado la Alcaldía tendría que desarrollar un plan de acción conjunta para emergencias, de tal forma que no solo los bomberos, la Cruz Roja, el GER y el BYR estén listos a actuar, mucho más cuando se declara a toda la ciudad en alerta roja. En esos momentos contar con ingenieros de acueductos, estructurales, geólogos, etc. podrían ser decisivos para prevenir desastres como el de el Barrio Cervantes, en una ciudad que se recorre de punta a punta en 20 minutos sin sirena.

Efigas por su parte, podría pensar en unas centrales locales de almacenamiento y abastecimiento, de tal forma que cuando falle el gasoducto, cosa que en nuestra geografía y con las condiciones actuales de invierno no es nada raro, se pueda sostener el servicio, así sea de forma racionada. Ahora bien, en medio de mi ignorancia no tengo la menor idea si se puede hacer, no sabría decir si el gas natural debe estar en flujo constante o puede ser almacenado.

Para terminar el viacrusis están las vías, es imperativo para nuestra ciudad tener vías terrestres de calidad hacia Bogotá y Medellín (no podemos olvidar que los paisas piensan tener su propia autopista al mar), igualmente hacia los puertos, a La Dorada para llegar a la troncal y de ahí al Atlántico y a Pereira para seguir a Buenaventura.

Ni hablar del aeropuerto, el Aeropuerto del Café, olvidando su simplístico nombre (dudo que en Suiza haya un AeroQueso o en Argentina un AeroBife), se va a demorar otro "poquito", el estado normal de La Nubia es cerrado, no llegan aviones de carga y  además pagar medio millón de pesos por un vuelo de 35 minutos es un crimen. Santágueda que era tal vez la opción más económica y adecuada para la realidad de la ciudad ya fue parcelado.

No nos digamos mentiras que hoy por hoy el aeropuerto más efectivo de Manizales se llama Matecaña, nuestras industrias están construyendo nuevas plantas lejos de la ciudad y bajo esa perspectiva la Zona Franca Andina pierde todo su atractivo, mientras no sea para desarrollar software o servicios intangibles.

Preocupan las posiciones de manizaleños que creen que defendiendo a capa y espada a quienes les dan la papita ayudan a la ciudad, que la solución es seguir encerrados y aislados, que la rosca azucena a la que la ciudad le debe gran parte de su pasado es el único futuro. En este momento pensar en el "qué dirán" típico manizaleño debe tenernos sin cuidado, primero hay que arreglar la casa y luego salir a venderla.

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