viernes, 11 de noviembre de 2011

10. Querido Alcalde


Del blog de @Richitelli: http://richitelli.blogspot.com/2011/11/querido-aldalde.html


Reciba esta misiva con orgullo y satisfacción, sepa usted, por supuesto, que lo que aquí le escribiré viene de lo más profundo de mi corazón, sepa que mi sentimiento es inmenso y que la necesidad que tengo de hacerle saber mis sinceros agradecimientos no tiene límite, siéntase agradecido, honrado, siéntase bien. Sepa, además, que el pequeño pedido que me atreveré a hacerle no es nada para usted, usted lo puede todo.

Dignísimo mandatario, téngalo muy claro, lo que usted ha logrado durante su mandato es histórico, irrepetible, genuino e insuperable. Siéntase héroe, siéntase mártir, adúlese en el espejo, siéntase grande; repita y repita su nombre, porque quedará en la historia: Llano, Llano, Llano; Ya No. Usted, que ha llevado la manizaleñidad a su máximo esplendor en años, que ha llenado a la ciudad de sentimientos unánimes e indignación, usted, grande entre los grandes, ya ha cumplido su labor.

Lo logró alcalde, usted lo logró; gracias. Usted es la razón por la cual la ciudad está unida por una sola razón. Usted, brillante entre brillantes, nos dio el estadio con las sillas más caras del país, el impuesto feudal –digo, predial– más caro del país, la ciudad con más profesionales trabajando como recepcionistas por metro cuadrado, la reubicación de familias más equitativa en la historia de la ciudad, ahhh alcalde, usted lo logró. Usted, dignatario de dignatarios, hizo que la protesta violenta más grande de los últimos años se diera en su administración: TIM, TIM, TIM, abajo el tim. Usted, y ese visionario equipo que atisba más allá de Chinchiná, al menos hasta Perú, logró despertar la solidaridad del pueblo. Nos dejaron sin agua —sedientos, sucios, pecuecudos, chuchentos pero dignos, solidarios— y la ciudadanía, ahogada en sequedad, demostró que unida puede sobrevivir, que la violencia no es el camino, que la cooperación es la salida. Gracias alcalde, gracias.

Por eso, acreditado dirigente, y por tantos otros de sus logros que no alcanzo a enumerar, Ilustre adalid de la inoperancia, me dirijo a usted pidiéndole que renuncie. No se preocupe alcalde Llano, su labor ya está hecha, el pueblo ha hablado. Le escribo esta carta con dolor, con indignación, con impaciencia, con luto; pero con agradecimiento. Me duele tener que reconocer que la más nefasta administración que le he visto a Manizales en lo que llevo de vida, la suya, sea la culpable de la unión de la ciudad. Me indigna tener que reconocerle a usted, el más grande pusilánime que he visto dirigir la ciudad de mi adoración, el más inoperante, insensible, el más miserable, un lugar histórico y de recordación. Me impacienta, no sabe usted cuánto, no sabe, que usted no tenga la valentía de asumir que su labor ya terminó.

Me duelen las muertes en Cervantes, me hacen llorar; Me duelen las muertes en la vía Manizales–Bogotá, aun me revuelcan. Me indigna, sobre manera, que la ciudad tenga que llorar a tantos muertos porque su administración no fue, al menos, eficiente, ni siquiera humana. Usted, o mejor, ustedes, alcalde y ayudantes, demostraron que estar pendiente del bienestar de la ciudad no es tan importante, que las alertas rojas no hay que comunicarlas, que el acueducto no es importante, que respetar al talento local vale tres pedazos de mierda, usted alcalde, usted, vaya por favor, se lo ruego.

Sea hombre, tenga pantalones, testículos, para decir que la ciudad le quedó grande. Tenga el coraje suficiente para decir que usted dejó morir la ciudad, que usted la dejó hundir.

Richitelli.

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